La podología es la rama sanitaria encargada de cuidar los pies, una parte del cuerpo frecuentemente ignorada pero esencial para la movilidad y la calidad de vida. Sin embargo, a lo largo de los años han aparecido diferentes mitos sobre el cuidado de los pies que pueden llevar a prácticas inadecuadas o a ignorar problemas que requieren asistencia profesional.

Estos mitos se transmiten a menudo de generación en generación y dificultan la adherencia del paciente a los tratamientos indicados. Además, perpetúan una visión errónea sobre la salud podológica.

 

Mito 1: Cuanto más se eliminan las durezas, más aparecen

Las durezas, también conocidas como hiperqueratosis, son un engrosamiento de la piel que aparece por exceso de fricción (calcetines, calzado o alteraciones biomecánicas). Si no se trata la causa original, las durezas seguirán formándose, aunque se eliminen correctamente. Factores como el clima, el tipo de calzado o la actividad física pueden acelerar su aparición, pero no es porque se hayan retirado previamente.

 

Mito 2: El día antes de una maratón hay que cortarse las uñas

Cortarse las uñas justo antes de una competición puede ser contraproducente. Si se cortan demasiado, aumenta la sensibilidad y el riesgo de que se encarnen debido al gesto deportivo repetitivo. Lo recomendable es hacerlo entre 3 y 4 días antes, con un corte recto que siga la forma natural del dedo.

 

Mito 3: A los callos hay que aplicarles callicidas

Antes de aplicar ningún producto, es fundamental realizar un diagnóstico diferencial, ya que un callo puede ser también una verruga. Los callicidas contienen ácido salicílico, que provoca una quemadura química. Si no se controla, puede dañar la piel sana y, en pacientes con patologías como la diabetes, generar complicaciones graves como úlceras.

 

Mito 4: Si tengo los pies planos, necesito plantillas

No todos los pies planos requieren soportes plantares. Solo deben utilizarse en casos con desequilibrios funcionales, dolor o desgaste anómalo del calzado. Las plantillas deben estar siempre recomendadas por un podólogo, según las necesidades individuales del paciente.

 

Mito 5: Si me opero de juanetes, volverán a salir

El riesgo de recidiva tras una cirugía de juanetes es muy bajo, aunque existe. Entre los factores influyentes están el uso de calzado inadecuado en el postoperatorio, alteraciones biomecánicas, predisposición genética o una recuperación incorrecta. Un seguimiento podológico profesional reduce significativamente este riesgo.